noviembre 01, 2007

Perón y La Oligarquía

La aparición del estilo político peronista modificó la conformación de la clase política argentina. En esta época toca a su fin el predominio de un elenco dirigente, de carácter restrictivo, en el que el origen, las relaciones de tipo personal, la situación de la familia y los clubes de pertenencia operaban como criterios de selección. Como elemento supletorio el grupo aplicaba criterios de reconocimiento, entre los cuales el primero era la habilidad para los negocios, la capacidad jurídica, el prestigio intelectual o el éxito electoral. Pero la presidencia estaba reservada no sólo a los grandes políticos que pertenecieran al más alto estrato social. Esta elite dirigente poseía gran cohesión interna. La aparición del estilo político peronista modificará los criterios de legitimidad imperantes. Así lo consigna el sociólogo José Luis de Imaz en su libro "Los que mandan" diciendo: "la nueva clase política que se instala tras el triunfo electoral peronista no reconoce valores adscriptos, y el régimen de lealtades que instaura nada tiene que ver con el preexistente..." Los nuevos dirigentes peronistas de 1946, constituyen un grupo de "accesión muy alto, abierto, extenso, basado en el reclutamiento amplio como hasta entonces no se había conocido" En 1946, todavía el valor para el ascenso era el exclusivo éxito. Pero este éxito debía haberse producido en alguno de los cuatro campos básicos sobre los que se estructuraría el peronismo: las altas finanzas, la actividad gremial y la política social, la experiencia política comicial y las fuerzas armadas. Las altas finanzas era un canal de ascenso relativamente nuevo. La novedad consistía que en lugar de apoyarse en los sectores cuya riqueza provenía de las actividades agroexportadoras como había sido la práctica anterior, el peronismo reclutó sus apoyos en la naciente clase industrialista que no eran exportadores sino importadores. El ascenso al poder por medio de la carrera sindical era también un fenómeno hasta entonces inédito y que a partir del peronismo cambiaría a la clase dirigente argentina. Menos innovador era el reclutamiento de cuadros dirigentes marginales provenientes de la política tradicional, en especial del radicalismo aunque también del conservadurismo y socialismo, tal como se ha señalado. Por último, muchos cuadros políticos y de la burocracia estatal provenían de las fuerzas armadas. Se trataba en la mayoría de los casos de militares en situación de retiro que no habían culminado su carrera profesional , entre los más destacados se encontraban el mismo presidente y todos los gobernadores de la provincia de Buenos Aires durante el peronismo, pero también

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“…Por esa razón, es necesario que todos los trabajadores argentinos sean, permanentemente, difusores de nuestra doctrina. Que sean ellos los millones de verdaderos predicadores que la Patria necesita para elaborar su triunfo final…” Juan Domingo Perón.