noviembre 01, 2007

¿Braden o Perón?

En la década del cuarenta, durante la Segunda Guerra Mundial, se fue acentuando la presión del imperialismo yanqui sobre la Argentina. El país se había convertido en una semicolonia británica, pero Inglaterra se debilitaba día a día por el esfuerzo bélico contra los nazis. La patronal argentina se fue dividiendo. Importantes sectores abandonaban la sumisión al imperialismo inglés y se sumaban a las filas proyanquis. En mayo de 1945 llegó al país un nuevo embajador yanqui, Spruille Braden. Con una intensa actividad, directa y publica, impulsó la Unión Democrática. Allí se nuclearon las principales entidades patronales, como la Unión Industrial Argentina, la Cámara de Comercio y la Sociedad Rural; casi todos los partidos patronales (la Unión Cívica Radical, el Partido Demócrata Progresista y un sector de los conservadores); un sector importante del Ejército; también el Partido Socialista de Repetto y Palacios, y el Partido Comunista. El sector que mantenía las tradicionales relaciones con Inglaterra estaba en el gobierno, bajo la presidencia del general Farrel. A su frente fue adquiriendo cada vez más peso el coronel Perón, primero desde la subsecretaria de Trabajo y Previsión y luego como ministro de Guerra. Perón venía impulsando importantes medidas favorables a los trabajadores urbanos y rurales, que enfurecían a gran parte de la patronal y le permitían ganar el apoyo obrero. Lo apoyaba otro sector del Ejército y capas patronales más débiles. Un sector del radicalismo, con estancieros ganaderos como Quijano y Leloir, y un sector de los conservadores, con Visca y Cámpora, se sumaron a sus filas. En octubre de 1945 hubo una crisis, y Perón fue detenido. Se produjo la histórica movilización que logró su liberación, pactándose el adelantamiento de las elecciones a realizarse en 1946, fijando el comicio para el 24 de febrero. Cuando fue proclamado candidato presidencial, Perón lanzó el célebre “Braden o Perón”. La adhesión masiva a la fórmula Perón- Quijano impidió el fraude y la manipulación del voto. En la Unión Democrática (que se creía ganadora), la fuerza política más importante eran los radicales (que pusieron los candidatos: Tamborini- Mosca), pero la militancia electoral la realizaron socialistas y comunistas. Los gastos de campaña corrieron por cuenta de la UIA y la Sociedad Rural. La otra campaña fue de “tiza y carbón”. Con recursos rudimentarios se escribieron miles y miles de veces los nombres de los candidatos. En noviembre de 1945 se fundó el Partido Laborista, integrado por dirigentes sindicales y trabajadores, un partido sin patrones (el único afiliado no obrero era el propio Perón), que con sus listas aportó el 85% de los votos obtenidos por la formula ganadora. Poco después Perón los obligó a disolverse y mantuvo siete años encarcelado a su dirigente Cipriano Reyes. Perón y Quijano ganaron, con casi un millón y medio de votos. La fórmula del imperialismo yanqui sacó algo más de un millón doscientos mil votos. Fue un triunfo electoral de la clase obrera, que contradictoriamente llevó al gobierno a un dirigente patronal, Perón, que rápidamente organizó y comenzó a controlar férreamente al que se transformaría desde entonces en el principal partido de la patronal argentina, el peronismo.

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“…Por esa razón, es necesario que todos los trabajadores argentinos sean, permanentemente, difusores de nuestra doctrina. Que sean ellos los millones de verdaderos predicadores que la Patria necesita para elaborar su triunfo final…” Juan Domingo Perón.