En los años que le siguieron a la segunda guerra mundial, los países de América Latina conocieron regímenes populistas, dictatoriales, golpes de Estado y represiones.
Después de 1930, Argentina, tras la resolución de la crisis económica atravesó una etapa de prosperidad. Hubo inversiones del Estado, estimulo a la industria local, expansión del mercado externo.
Sin embargo, no había derrame hacia los sectores más pobres y carenciados.
Fue Perón quien, con adherentes y opositores, redistribuyó la riqueza de manera más equitativa.
Esto le generó la antipatía de los actores sociales que se vieron perjudicados por las nuevas políticas sociales y económicas pero también le granjeó el amor de aquellos que vieron en el peronismo la corriente política que los incluía en la
Sociedad Argentina.
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